Los métodos cualitativos identifican, analizan y explican los impactos positivos y
negativos que podrían ocasionarse en el ambiente con la implementación del proyecto.
Tanto la jerarquización como la valorización de estos efectos se basan comúnmente
en criterios subjetivos, por lo que su uso está asociado con estudios de viabilidad
que se realizan en el estudio de perfil.
Los métodos cualitativo-numéricos relacionan factores de ponderación en escalas
de valores numéricos a las variables ambientales.
Uno de estos métodos, el de Brown
y Gibson –que se explica en el capítulo 9–, señala que para determinar la localización
de un proyecto es necesario considerar la combinación de factores posibles de cuantificar
(el costo de un sistema de control de emanaciones tóxicas, por ejemplo) con
factores de carácter subjetivo (como la satisfacción de un paisaje limpio) asignándoles
una calificación relativa a cada una de estas variables.
Los métodos cuantitativos determinan tanto los costos asociados con las medidas
de mitigación total o parcial como los beneficios de los daños evitados, incluyendo
ambos efectos dentro de los flujos de caja del proyecto que se evalúa.
Según estos
métodos, las medidas de mitigación de daños ambientales se adelantan hasta el punto
en que el valor marginal del daño evitado se iguala con el costo marginal del control de los daños. De acuerdo con un criterio económico, estos métodos buscan minimizar
el costo total del proyecto, para lo cual es permisible un cierto nivel de daño
ambiental residual, el cual en muchos casos no tiene un carácter permanente.
Como se mencionó en el capítulo anterior, cuando se evalúa socialmente un proyecto,
lo que se busca es medir los costos que ocasiona y los beneficios que recibe
la sociedad como un todo por la realización de un proyecto. Una de las principales
diferencias que tiene respecto de la evaluación privada es que considera las externalidades,
tanto positivas como negativas, que genera la inversión.
Mientras las externalidades
positivas corresponden a los beneficios generados por un proyecto y percibidos
por agentes económicos distintos a los que pagan por los bienes y servicios que el
proyecto ofrece, las externalidades negativas son los costos que asumen miembros de
la sociedad distintos a los que se benefician de dichos bienes y servicios. Un análisis
más detallado de este tema se desarrolla en el capítulo final de este libro.
El impacto ambiental de muchas decisiones de inversión es un claro ejemplo de
las externalidades que puede producir un proyecto, al afectar el bienestar de la población.
Si bien muchas externalidades no tienen el carácter de económicas, pueden
afectar la calidad de vida de la comunidad; por ejemplo, la contaminación de un lago
cuyo entorno sea utilizado con fines recreativos. Por otra parte, externalidades que
no tienen carácter económico se asocian con un costo cuando se busca subsanar el
daño ocasionado.
Desde la perspectiva de la medición de la rentabilidad social de un proyecto, el
evaluador debe cuantificar los beneficios y costos ambientales que la inversión ocasionará.
Para ello, puede recurrir a distintos métodos que permiten incorporar el factor
monetario al efecto ambiental como los métodos de valoración contingente, de costo
evitado o de precios hedónicos
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