El estudio de viabilidad técnica analiza las posibilidades materiales, físicas o químicas
de producir el bien o servicio que desea generarse con el proyecto. Muchos proyectos
nuevos requieren ser aprobados técnicamente para garantizar la capacidad de
su producción, incluso antes de determinar si son o no convenientes desde el punto
de vista de su rentabilidad económica; por ejemplo, si las propiedades de la materia
prima nacional permiten la elaboración de un determinado producto, si el agua tiene
la calidad requerida para la operación de una fábrica de cervezas o si existen las condiciones
geográficas para la instalación de un puerto.
Un proyecto puede ser viable tanto por tener un mercado asegurado como por ser
técnicamente factible. Sin embargo, podrían existir algunas restricciones de carácter
legal que impedirían su funcionamiento en los términos que se pudiera haber previsto,
haciendo no recomendable su ejecución; por ejemplo, limitaciones en cuanto a su
localización o el uso del producto.
El estudio de la viabilidad organizacional es el que normalmente recibe menos
atención, a pesar de que muchos proyectos fracasan por falta de capacidad administrativa
para emprenderlo.
El objetivo de este estudio es, principalmente, definir si existen las condiciones mínimas necesarias para garantizar la viabilidad de la implementación, tanto en lo estructural como en lo funcional. La importancia de este aspecto hace que se revise la presentación de un estudio de viabilidad financiera con un doble objetivo: estimar la rentabilidad de la inversión y verificar si existen incongruencias que permitan apreciar la falta de capacidad de gestión. Los que así actúan plantean que si durante la etapa de definición de la conveniencia de un negocio se detectan inconsistencias, probablemente el inversionista podría actuar con la misma liviandad una vez que el proyecto esté en marcha. El estudio de la viabilidad financiera de un proyecto determina, en último término, su aprobación o rechazo. Éste mide la rentabilidad que retorna la inversión, todo medido con bases monetarias. Un estudio de viabilidad que en los últimos años ha ganado cada vez más importancia se refiere al del impacto ambiental del proyecto. En la evaluación de un proyecto, concebida ésta como una herramienta que provee información, pueden y deben incluirse consideraciones de carácter ambiental, no sólo por la conciencia creciente que la comunidad ha adquirido en torno a la calidad de vida presente y futura, sino por los efectos económicos que dichas consideraciones introducen en un proyecto. Estos efectos se derivan de la necesidad de cumplir con las normas impuestas en materia de regulación ambiental para prevenir futuros impactos negativos derivados de una eventual compensación del daño causado por una inversión. El cumplimiento de estas normas puede influir tanto en los costos operacionales como en las inversiones que deberán realizarse.
La profundidad con que se analice cada uno de los anteriores factores dependerá,
como se señaló atrás, de las características de cada proyecto. Obviamente, la mayoría
de ellos requerirá más estudios económicos o técnicos; sin embargo, ninguno de los
factores restantes debe obviarse en el estudio de factibilidad de un proyecto.
Este libro se ocupa fundamentalmente del estudio de factibilidad financiera. Aunque
no se analizan las viabilidades comercial, técnica, legal, de impacto ambiental
y organizacional, se tratan sus respectivos estudios con el objetivo de definir con
la mayor exactitud posible sus consecuencias económicas; es decir, más que con
el objetivo de verificar su viabilidad respectiva, se efectuarán estudios de mercado,
técnicos, legales, de impacto ambiental y organizacionales para extraer los elementos
monetarios que permitirán evaluar financieramente el proyecto.
El objetivo de este estudio es, principalmente, definir si existen las condiciones mínimas necesarias para garantizar la viabilidad de la implementación, tanto en lo estructural como en lo funcional. La importancia de este aspecto hace que se revise la presentación de un estudio de viabilidad financiera con un doble objetivo: estimar la rentabilidad de la inversión y verificar si existen incongruencias que permitan apreciar la falta de capacidad de gestión. Los que así actúan plantean que si durante la etapa de definición de la conveniencia de un negocio se detectan inconsistencias, probablemente el inversionista podría actuar con la misma liviandad una vez que el proyecto esté en marcha. El estudio de la viabilidad financiera de un proyecto determina, en último término, su aprobación o rechazo. Éste mide la rentabilidad que retorna la inversión, todo medido con bases monetarias. Un estudio de viabilidad que en los últimos años ha ganado cada vez más importancia se refiere al del impacto ambiental del proyecto. En la evaluación de un proyecto, concebida ésta como una herramienta que provee información, pueden y deben incluirse consideraciones de carácter ambiental, no sólo por la conciencia creciente que la comunidad ha adquirido en torno a la calidad de vida presente y futura, sino por los efectos económicos que dichas consideraciones introducen en un proyecto. Estos efectos se derivan de la necesidad de cumplir con las normas impuestas en materia de regulación ambiental para prevenir futuros impactos negativos derivados de una eventual compensación del daño causado por una inversión. El cumplimiento de estas normas puede influir tanto en los costos operacionales como en las inversiones que deberán realizarse.
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