Por otra parte, la clara definición de cuál es el objetivo que se persigue con la evaluación
constituye un elemento clave para tener en cuenta en la correcta selección
del criterio evaluativo. Así, por ejemplo, algunos especialistas pueden definir que la
evaluación se inserta dentro del esquema del interés privado y que la suma de estos
intereses, reflejados por medio de las preferencias de los consumidores (como consecuencia
de los precios del mercado), da origen al interés social.
Por su parte, otros
especialistas podrán sostener que los precios del mercado reflejan de manera imperfecta
las preferencias del público o el valor intrínseco de los factores.
Un proyecto puede tener diferentes apreciaciones desde los puntos de vista privado
y social.
Por ejemplo, en el mundo no existen experiencias en torno a la construcción
de un ferrocarril metropolitano de propiedad privada, pues no resultaría lucrativo
desde un punto de vista financiero.
No ocurre lo mismo desde una perspectiva social,
conforme con la cual la comunidad se vería compensada directa e indirectamente por
la asignación de recursos efectuada mediante un criterio de asignación que respete
prioridades sociales de inversión.El marco de la realidad económica institucional vigente en un país será lo que defina
en mayor o menor grado el criterio imperante en un momento determinado para
la evaluación de un proyecto.
Sin embargo, cualquiera que sea el marco en el que
el proyecto esté inserto, siempre será posible medir los costos de las distintas alternativas
de asignación de recursos a través de un criterio económico que permita, en
definitiva, conocer las ventajas y desventajas cualitativas y cuantitativas que implica la
asignación de los recursos escasos a un determinado proyecto de inversión.
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