En el análisis de la viabilidad financiera de un proyecto, el estudio técnico tiene
por objeto proveer información para cuantificar el monto de las inversiones y de los
costos de operación pertinentes a esta área.
Técnicamente existirían diversos procesos productivos opcionales, cuya jerarquización
puede diferir de la que pudiera realizarse en función de su grado de perfección
financiera. Por lo general, se estima que deben aplicarse los procedimientos y
tecnologías más modernos, solución que puede ser óptima técnicamente, pero no
serlo financieramente.
Una de las conclusiones de este estudio es que se deberá definir la función de producción
que optimice el empleo de los recursos disponibles en la producción del bien
o servicio del proyecto. De aquí podrá obtenerse la información de las necesidades
de capital, mano de obra y recursos materiales, tanto para la puesta en marcha como
para la posterior operación del proyecto.
En particular, con el estudio técnico se determinarán los requerimientos de equipos
de fábrica para la operación y el monto de la inversión correspondiente.
Del análisis
de las características y especificaciones técnicas de las máquinas se precisará su disposición
en planta, la que a su vez permitirá hacer una dimensión de las necesidades
de espacio físico para su normal operación, en consideración con las normas y principios
de la administración de la producción.
El análisis de estos mismos antecedentes hará posible cuantificar las necesidades
de mano de obra por especialización, y asignarles un nivel de remuneración para el
cálculo de los costos de operación.
De igual manera, deberán deducirse los costos de
mantenimiento y reparaciones, así como el de reposición de los equipos.
La descripción del proceso productivo posibilitará, además, conocer las materias
primas y los insumos restantes que éste demandará. Como ya se mencionó, el proceso
productivo se elige por medio tanto del análisis técnico, como del análisis económico
de las alternativas existentes.
La definición del tamaño del proyecto es fundamental para la determinación de las
inversiones y los costos que se derivan del estudio técnico. Para un mismo volumen
de producción se obtienen resultados económicos muy diferentes si, por ejemplo, el
tamaño considera la operación de dos plantas a un solo turno cada una, o de una
planta a dos turnos. Normalmente, durante esta etapa del estudio puede optarse por
una alternativa de tamaño y proceso específicos para el proyecto. Sin embargo, cuando
existen dudas entre dos o más posibilidades, parece conveniente no tomar una
decisión en una etapa tan preliminar. En este caso, deberán desarrollarse los estudios
de las distintas posibilidades técnicas, postergando, si fuera preciso, la decisión hasta
la última etapa de su evaluación.
Esto parece más obvio cuando se consideran otras variables de efectos interrelacionados
con los anteriores, por ejemplo, la localización. Cuando ésta no se encuentra
predeterminada, debe elegirse mediante un proceso integral de análisis que permita
su compatibilización, entre otros factores, con el tamaño. Los efectos de la disyuntiva
de tener una o dos plantas sobre la decisión de localización son más complejos de lo
que parece, puesto que incorporan restricciones técnicas a un análisis económico ya influido fuertemente por los costos del transporte, la cercanía de las fuentes de materias
primas y del mercado consumidor, la disponibilidad y el precio relativo de los
insumos, las expectativas de variaciones futuras en la situación vigente y otros. Todo
esto debe analizarse de manera combinada con los factores determinantes del tamaño,
como la demanda actual y esperada, la capacidad financiera y las restricciones
del proceso tecnológico, entre otros.
Las interrelaciones entre decisiones de carácter técnico se complican al tener que
combinarse con decisiones derivadas de los restantes estudios particulares del proyecto.
Por ejemplo, al describirse qué tan perecedera es la materia prima o el producto
terminado, no sólo se proporciona información interna al estudio técnico, sino
que se condicionan algunas decisiones de mercado o financieras, como las relativas
a distribución del producto final, adquisición de la materia prima o inversión en existencias.
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