jueves, 5 de diciembre de 2013

LA EVALUACIÓN ECONÓMICA: ANÁLISIS DE EFICIENCIA

La teoría del bienestar económico nos indica que un criterio para la evaluación de proyectos es el siguiente: si los beneficiarios de un proyecto pueden compensar a los perdedores del mismo y todavía gozar de un efecto positivo, el proyecto puede considerarse como un aporte al bienestar socioeconómico. 
Este criterio, denominado el principio de compensación de Kaldor y Hicks, es una aplicación del concepto paretiano de eficiencia económica, ya que la compensación pagada por los beneficiarios (los "ganadores" del proyecto) hace que los "perdedores" logren con el proyecto la misma utilidad que habrían obtenido sin él. Si los ganadores pueden pagar esta compensación y todavía lograr un nivel de bienestar mayor que el que hubiesen logrado sin el proyecto, la puesta en marcha de éste representa un movimiento hacia la eficiencia en la asignación de recursos. 
Este principio de Kaldor y Hicks forma la base de la evaluación: si el valor de los beneficios excede el de los recursos sacrificados debido a la realización del proyecto, los beneficiados podrían compensar a los que pagan los costos (o efectos negativos del proyecto) y todavía tendrán una ganancia para ellos mismos. La diferencia entre los beneficios de los ganadores y la compensación requerida por los perdedores representa el beneficio neto del proyecto. Cabe destacar que el principio Kaldor-Hicks no exige que la compensación se efectúe.
Es suficiente que sea factible realizar la compensación para que el proyecto se defina como un mejoramiento de bienestar, en el sentido paretiano. Si no es factible la compensación, el proyecto no representa un mejoramiento del bienestar y no es atractivo para el conjunto económico. El criterio Kaldor-Hicks, entonces, refleja un postulado básico del análisis de la eficiencia económica: que los efectos, tanto negativos como positivos de una actividad, pueden ser sumados, sin tener en cuenta quienes son las personas o grupos afectados. 
Dicho postulado forma una base conceptual de la evaluación económica de proyectos, en la cual se agrupan todos los consumidores nacionales y se suman los beneficios recibidos por ellos, como si cada unidad generara la misma cantidad de bienestar, independientemente del nivel socioeconómico de los beneficiarios. Dicho de otra manera, la utilidad marginal que el bien brinda es supuesta como constante para todos los individuos, esto es, sin importar el nivel económico del beneficiario.
En resumen, la evaluación económica se limita a un análisis de eficiencia, o sea, un estudio de la generación de productos a través de una buena asignación de recursos económicos. Por definición, la evaluación económica no incluye los objetivos de equidad y redistribución. Es la evaluación social la que se ocupa de analizar el impacto de un proyecto sobre todos los elementos de la función de utilidad económica ya mencionada y también sobre la redistribución de ingresos y riquezas, como se detalla a continuación.

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