Pertenecen a esta clasificación, los proyectos del sector de equipamiento urbano (mataderos,
mercados minoristas, terminales de transporte), los cuales, deberían demostrar, adicionalmente a la
rentabilidad socioeconómica, una rentabilidad financiera, es decir que ha través de las tasas o tarifas
que se puedan cobrar a los usuarios del servicio, se puedan cubrir tanto los costos de inversión
como los de operación y mantenimiento, evitando de esta manera constituirse en una carga financiera
para el municipio.
Algunos proyectos del sector saneamiento básico, tales como los de aseo urbano, agua potable y
alcantarillado, están en la misma situación anterior, en efecto, a través del cobro de las tasas por
el recojo, transporte y disposición final de residuos sólidos, y de las tarifas por el suministro de
agua, se deberán cubrir los costos de inversión y operación de los sistemas y prever futuras
ampliaciones.
Los proyectos pertenecientes al sector eléctrico en su generalidad están siendo transferidos al sector
privado y como tales deben ser rentables financieramente.
En todos estos proyectos, deberá existir una compatibilización entre la evaluación socioeconómica
a través de la Disposición a Pagar (DAP) por el servicio, y las tarifas o tasas que efectivamente
vayan a ser cobradas y que permitan la recuperación de todos los costos (inversión operación y
mantenimiento).
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